Según la Biblia, la muerte no es el fin de la persona.
Habrá una resurrección corporal tanto de justos como de injustos que determinará el destino eterno de todos.
Consideremos lo que la Palabra de Dios enseña respecto a la resurrección corporal al fin de la economía presente y el destino final de las personas.
1. Datos lingüísticos
Hay, por lo menos, cinco términos griegos que se usan en las Escrituras en referencia a la resurrección final, ellos son:
1)
2)
3)
4)
5)
De manera que la variedad de términos es una afirmación de la realidad de esta doctrina.
2. La resurrección está afirmada en el Antiguo Testamento.
A pesar de que la doctrina de la resurrección se desarrolla de una manera explícita en el Nuevo Testamento, se hace clara referencia a ella, por lo menos, en dos pasajes del Antiguo Testamento:
Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Sin embargo, hay una probabilidad muy elevada de que la resurrección final de los muertos se mencione también en:
14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi edad esperaré,
Hasta que venga mi liberación.
15 Entonces llamarás, y yo te responderé;
Tendrás afecto a la hechura de tus manos.
25 Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo; 26 Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver a Dios;
27 Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
9 Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;
Mi carne también reposará confiadamente;
10 Porque no dejarás mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah
En el dado caso de que todas estas citas se refieran a la resurrección final, solamente
3. La resurrección final según los cuatro evangelios.
En
Debe observarse desde el principio que los tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) empiezan sus relatos indicando que los saduceos niegan la resurrección de los muertos. Mateo y Marcos simplemente indican que los saduceos
23 Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, 24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. 25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. 26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. 27 Y después de todos murió también la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? 29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. 30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. 31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: 32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. 33 Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.
18 Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: 19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 20 Hubo siete hermanos; el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia. 21 Y el segundo se casó con ella, y murió, y tampoco dejó descendencia; y el tercero, de la misma manera. 22 Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de todos murió también la mujer. 23 En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 24 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? 25 Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. 26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.
27 Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, 28 diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 29 Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. 30 Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. 31 La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. 32 Finalmente murió también la mujer. 33 En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; 35 mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36 Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. 37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 38 Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. 39 Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. 40 Y no osaron preguntarle nada más.
Para los tres Evangelios sinópticos, la característica peculiar de los saduceos es que sostenían una creencia diferente respecto a la resurrección que la que sostenían tanto los autores de los evangelios como sus destinatarios.
Ya que los sinópticos representan tres áreas a las cuales sus evangelios fueron dirigidos, y probablemente tres áreas diferentes donde sus evangelios fueron escritos, y como todos ellos se refieren a la resurrección final como un hecho indiscutible, entonces, se puede creer con toda seguridad que la resurrección final era una creencia común de la iglesia primitiva cuando los evangelios fueron escritos.
En la respuesta que Jesús dio a los saduceos, la resurrección se presenta como un hecho, por las siguientes afirmaciones:
a) la negación de los saduceos era un error por causa de su ignorancia de las Escrituras y del poder de Dios.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
b) habrá una resurrección final en la cual la gente vendrá a ser como los ángeles de Dios.
Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.
Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.
Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
c) Dios no es un Dios de muertos sino de vivos.
31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: 32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.
Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.
Debe señalarse, sin embargo, que en
35 mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36 Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Aquí no se hace ninguna referencia a la resurrección de los malos.
De acuerdo al evangelio de
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz.
Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
4. La resurrección según el libro de Los Hechos.
En el libro de Los Hechos, la resurrección final se menciona en:
Resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
6 Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. 7 Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. 8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas.
Teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.
A no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.
Uno de los resentimientos de los líderes judíos, esto es, de los saduceos y sacerdotes, contra los apóstoles, era su énfasis en la resurrección de los muertos.
Para los apóstoles, que reclamaban ser testigos de la resurrección de Cristo la resurrección de Cristo no fue simplemente el medio por el cual el Padre exaltó a su Hijo, sino también la garantía de la resurrección de todos los creyentes.
Por lo tanto, la proclamación de los apóstoles de la resurrección de Cristo contenía la implícita afirmación de la resurrección de las gentes.
Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
La resurrección es referida dentro de dos contextos.
Primero, se dice que en Atenas Pablo predicó a Jesús y la resurrección.
A pesar de que los temas de la predicación de Pablo se dice que fueron dos, Jesús y la resurrección, se puede inferir que la resurrección referida es la de Jesús.
Hubiera sido muy raro en el apóstol Pablo haber proclamado a Jesús y la resurrección de los muertos, sin hacer referencia a la resurrección de Jesús.
Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
Segundo, el texto de Hechos 32 se puede aplicar no sólo a la resurrección de Jesús sino también a la resurrección general por la cual juzgará Dios a todas las gentes.
Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
De los pasajes restantes en Hechos que se refieren a la resurrección, los más relevantes de todos donde se describe la resurrección como un evento en el cual participarán tanto justos como injustos son:
Teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.
Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
Aquí se presenta a Pablo en total acuerdo con Daniel y Juan en que habrá una resurrección no sólo para recompensar y vindicar a los justos sino también para juzgar a los malos.
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
El Apóstol Pablo describe a Cristo como el primero en levantarse de los muertos.
Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
Idea que también se encuentra en:
Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.
Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.
Cristo, como el primero en levantarse de los muertos y venir a ser así “primicias de los que durmieron” o el “primogénito de los muertos”, es la garantía de la victoria final del hombre sobre la muerte.
Por lo tanto, la resurrección de Cristo no es un evento aislado en la historia de la salvación, sino el principio de la victoria final sobre la muerte en la cual participarán los redimidos como resultado de la resurrección de Cristo.
5. La resurrección según la literatura paulina.
Pablo habla muy poco acerca de la resurrección de los malos.
Para ser más específico, el único pasaje donde Pablo hace referencia directa a la resurrección de los malos es:
Teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.
Sin embargo, esto no significa que Pablo no habló sobre la resurrección y el juicio final de los malos ya que claramente afirma que
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Pablo habla de la resurrección final de los muertos, y añade en el versículo 16:
15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. 16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Las referencias directas que el apóstol Pablo hace a la resurrección se encuentran en:
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.
Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
Sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
Si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
En todo el capítulo de 1 Corintios 15, el apóstol Pablo hace referencias directas a la resurrección.
1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. 12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. 19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. 29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? 30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? 31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. 32 Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos. 33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. 34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. 35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? 36 Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; 38 pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. 39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. 40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. 41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. 42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. 50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.
El uso del tiempo futuro en la segunda parte del versículo de Romanos 6:5 indica que Pablo no está hablando únicamente de una resurrección espiritual, que es parte de la experiencia religiosa cuando la persona se convierte a Cristo, sino también de la resurrección final cuando el acto redentor de Dios en Cristo sea totalmente cumplido.
Esta participación de la experiencia victoriosa de Cristo sobre la muerte, como un trascendental evento final, se menciona también en:
Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
Sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
10 A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.
La discusión más completa que Pablo hace acerca de la resurrección la encontramos en todo el capítulo de 1 Corintios 15.
No es claro si el apóstol trata este tema en respuesta a preguntas que los corintios le hayan hecho en su carta o que él sabía, por informes que le habían llegado, que algunos de los corintios negaban la resurrección del cuerpo.
De cualquier manera, el Apóstol Pablo empieza la discusión declarando que la resurrección de Cristo es un evento histórico confirmado por un número de testigos dignos de confianza.
Este evento sobrenatural era parte de la fórmula triple del mensaje (
El Apóstol Pablo ve una falta de consistencia en aquellos que negaban la resurrección de los muertos pero que sin embargo se adherían a la creencia de la iglesia de que su fundador efectivamente había resucitado de los muertos.
Por otro lado, si no hay resurrección, la conclusión lógica es que Cristo no pudo haber resucitado, y si Cristo no resucitó, toda la estructura de la religión cristiana cae por su propio peso:
Pero Cristo ha resucitado y su resurrección garantiza la resurrección final de aquellos que son suyos; la incorporación de los creyentes en el Cristo resucitado es la seguridad de su propia resurrección.
Para el Apóstol Pablo la resurrección del cuerpo es una realidad tan innegable dentro del esquema redentor que incluso va al extremo de discutir su naturaleza.
Si una de las preguntas hechas al apóstol era: “¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?”
Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
Su respuesta es cuádruple: la resurrección del cuerpo implica un cambio de:
a) Corrupción a incorrupción.
Esto es, de un estado perecedero a uno imperecedero.
El cuerpo humano en su forma presente está sujeto a destrucción, deterioro y descomposición: su destino final es la muerte.
Por medio de la resurrección el cuerpo adquiere un estado incorruptible en el cual las presentes fuerzas destructivas son inofensivas,
b) Deshonra a gloria.
Ya que Pablo está hablando de muerte y resurrección, entonces por “deshonra” indica la desgracia de ser reducido a polvo. De esta deshonra, entonces, la transformación es a un estado de glorificación, saturado con la vida divina.
c) Debilidad a poder.
Esta debilidad incluye tanto la endeblez del cuerpo humano en su presente condición como su impotencia ante la muerte.
El poder que se menciona aquí es la vida comunicada divinamente que caracterizará al cuerpo nuevo: la vida del cuerpo resucitado no será un proceso lento que alcanza su clímax en la madurez sino un acto espontáneo y dinámico de Dios,
d) Natural a espiritual.
Por “natural” el apóstol implica la presente existencia humana dependiente en recursos terrenales e impulsos y sensaciones físicas. Por “espiritual” significa el cuerpo resucitado que no estará bajo el dominio de los deseos y condiciones materiales sino en total armonía con el Espíritu de Dios.
El Apóstol Pablo trata con la ansiedad que algunos de los tesalonicenses tenían con relación al destino de sus amigos que habían muerto.
¿Se perderán definitivamente por haber muerto? ¿Qué esperanza tendrán en la venida de Cristo, cuando los creyentes vivos se encontrarán con el Señor? ¿Es la venida de Cristo (
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Especialmente, en el capítulo 1 Corintios 15, Pablo trata exclusivamente con la resurrección de los muertos en Cristo sin ninguna referencia a la de los injustos.
El apóstol recurre tres veces al uso del eufemismo “dormir” por “morir”.
Este eufemismo ocurre en el Antiguo Testamento y en la literatura secular, pero ahora, para el apóstol Pablo connota un significado muy especial por causa de la resurrección de Cristo y su efecto escatológico para el creyente, esto es: uno que muere en Cristo simplemente muere para ser despertado cuando Cristo venga.
El eufemismo, por lo tanto, contiene una promesa de que serán despertados como lo fue Lázaro por Cristo.
Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
Para el apóstol, por medio de la resurrección el creyente alcanzará las expectaciones escatológicas de la fe cristiana, de las cuales las más importantes son:
Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
e. El destino de los malos.
El destino de los malos se describe en el Nuevo Testamento con varios términos, ellos son:
1. “Perdición” (griego,
La palabra
En
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella.
En
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción.
Perdición que es el destino de:
f) Los que se oponen al evangelio.
Y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios.
g) Los enemigos de la cruz de Cristo.
El fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal.
h) Los falsos profetas que introducen en la iglesia herejías destructoras.
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
d) Los hombres impíos.
Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
e) Aquellos que tuercen las Escrituras.
Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.
f) La Bestia.
La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.
g) “Destruir" (griego,
Esta palabra connota la idea de “perecer”, “perder”.
h) “Juzgar” (griego,
Este término se usa extensamente en el Nuevo Testamento.
Los textos principales donde ocurre en relación con el juicio final de Dios sobre el mundo, son:
Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino.
Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
De estos textos, los siguientes datos pueden señalarse respecto al juicio final de Dios sobre el mundo:
Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino.
Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino.
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
i) “Juicio” (griego,
Este término ocurre en el Nuevo Testamento unas cuarenta y ocho veces y significa “juzgar”, “juicio”, “condenación”.
La palabra krísis se usa repetidamente en referencia a la actividad de Dios o el Mesías como jueces en el día final.
En algunos pasajes esta palabra significa “condenación”, o sea, el castigo que sigue al juicio.
Del juicio de Dios se dice:
Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.
De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.
Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras.
Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.
Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
Sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.
Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.
Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio.
j) “Condenación” (griego,
Esta palabra ocurre unas veintiocho veces en el Nuevo Testamento, y al igual que krísis significa tanto la decisión del juez como una acción y el resultado de dicha acción, esto es, la sentencia y el estado después de la sentencia.
Generalmente la sentencia que se implica con este término implica la idea de condenación.
Es difícil, si no imposible, determinar categóricamente lo que será la condenación eterna de los malos.
Una exégesis sana demanda mucho cuidado al determinar qué pasajes de las Escrituras son figuras de lenguaje y qué pasajes son declaraciones literales y concretas.
Libros como los evangelios sinópticos y el Apocalipsis están matizados con lenguaje alegórico que requiere en su interpretación una circunspección muy extrema, una atención muy cuidadosa a todos los hechos y circunstancias.
Existen dos peligros cuando se desea interpretar dogmática y categóricamente lo que será el destino de los malos:
Primero, alegorizar todos los pasajes que hablan sobre el destino eterno, intentando ser lógicos, y
Segundo, literalizar el lenguaje alegórico y forzarlo a un significado concreto inaceptable con la idea de que esa es la única manera de ser fiel a la revelación de Dios.
Ambas actitudes son malas: una obliga a las Escrituras para que no digan lo que dicen, y la otra, a que digan lo que no dicen; una espiritualiza el lenguaje literal de la Biblia, y la otra literaliza el alegórico.