Discipulado Nivel 03: Conociendo nuestra declaración de fe.
Lección 17:
Artículo doctrinal 16. Creemos: Que la muerte no es el fin de la persona.
Habrá una resurrección corporal tanto de justos como de injustos que determinará el destino eterno de todos; vida eterna para los redimidos por la sangre de Cristo y castigo eterno para los que no son redimidos por la sangre de Cristo.
Según la Biblia, la muerte no es el fin de la persona.
Habrá una resurrección corporal tanto de justos como de injustos que determinará el destino eterno de todos.
Consideremos lo que la Palabra de Dios enseña respecto a la resurrección corporal al fin de la economía presente y el destino final de las personas.
1. Datos lingüísticos
Hay, por lo menos, cinco términos griegos que se usan en las Escrituras en referencia a la resurrección final, ellos son:
1)Anástasis (resurrección),
2)Exanástasis (resurrección),
3)Anístemi (levantar, parar),
4)Egeiro(levantar), y
5)Exegeiro (despertar).
De manera que la variedad de términos es una afirmación de la realidad de esta doctrina.
2. La resurrección está afirmada en el Antiguo Testamento.
A pesar de que la doctrina de la resurrección se desarrolla de una manera explícita en el Nuevo Testamento, se hace clara referencia a ella, por lo menos, en dos pasajes del Antiguo Testamento:
Sin embargo, hay una probabilidad muy elevada de que la resurrección final de los muertos se mencione también en:
En el dado caso de que todas estas citas se refieran a la resurrección final, solamente Daniel 12:2 habla de la resurrección de los inicuos para ser juzgados; el resto de las citas describen la resurrección como un medio que usará Dios para vindicar y recompensar a los justos por causa de su fidelidad y sufrimientos.
3. La resurrección final según los cuatro evangelios.
En Mateo 22:23-33 y sus paralelos Marcos 12:18-27 y Lucas 20:27-40, Jesús discute la doctrina en respuesta a la pregunta capciosa que le hicieron los saduceos respecto a la mujer que había tenido siete maridos.
Debe observarse desde el principio que los tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) empiezan sus relatos indicando que los saduceos niegan la resurrección de los muertos. Mateo y Marcos simplemente indican que los saduceos “dicen que no hay resurrección”, mientras que Lucas dice que “niegan haber resurrección”.
Para los tres Evangelios sinópticos, la característica peculiar de los saduceos es que sostenían una creencia diferente respecto a la resurrección que la que sostenían tanto los autores de los evangelios como sus destinatarios.
Ya que los sinópticos representan tres áreas a las cuales sus evangelios fueron dirigidos, y probablemente tres áreas diferentes donde sus evangelios fueron escritos, y como todos ellos se refieren a la resurrección final como un hecho indiscutible, entonces, se puede creer con toda seguridad que la resurrección final era una creencia común de la iglesia primitiva cuando los evangelios fueron escritos.
En la respuesta que Jesús dio a los saduceos, la resurrección se presenta como un hecho, por las siguientes afirmaciones:
a) la negación de los saduceos era un error por causa de su ignorancia de las Escrituras y del poder de Dios.
b) habrá una resurrección final en la cual la gente vendrá a ser como los ángeles de Dios.
c) Dios no es un Dios de muertos sino de vivos.
Debe señalarse, sin embargo, que en Mateo 22:23-33; Marcos 12:18-27 y Lucas 20:27-40, la resurrección de la cual se habla es la de los justos, la de aquellos que “fueron tenidos por dignos”.
Aquí no se hace ninguna referencia a la resurrección de los malos.
De acuerdo al evangelio de Juan (5:28-29; 6:39-40,44,54; 11:24- 25), la enseñanza de Cristo acerca de la resurrección final, incluye los siguientes hechos:
• llegará un día cuando todos los muertos, tanto buenos como malos, se levantarán de sus tumbas.
• Aquellos cuyas obras hayan sido buenas, se levantarán para vida, y aquellos cuyas obras hayan sido malas, para juicio.
• Cristo, personalmente, levantará a aquellos que hayan creído en él.
• La resurrección tomará lugar en el día final.
4. La resurrección según el libro de Los Hechos.
En el libro de Los Hechos, la resurrección final se menciona en:
Uno de los resentimientos de los líderes judíos, esto es, de los saduceos y sacerdotes, contra los apóstoles, era su énfasis en la resurrección de los muertos.
Para los apóstoles, que reclamaban ser testigos de la resurrección de Cristo la resurrección de Cristo no fue simplemente el medio por el cual el Padre exaltó a su Hijo, sino también la garantía de la resurrección de todos los creyentes.
Por lo tanto, la proclamación de los apóstoles de la resurrección de Cristo contenía la implícita afirmación de la resurrección de las gentes.
La resurrección es referida dentro de dos contextos.
Primero, se dice que en Atenas Pablo predicó a Jesús y la resurrección.
A pesar de que los temas de la predicación de Pablo se dice que fueron dos, Jesús y la resurrección, se puede inferir que la resurrección referida es la de Jesús.
Hubiera sido muy raro en el apóstol Pablo haber proclamado a Jesús y la resurrección de los muertos, sin hacer referencia a la resurrección de Jesús.
Segundo, el texto de Hechos 32 se puede aplicar no sólo a la resurrección de Jesús sino también a la resurrección general por la cual juzgará Dios a todas las gentes.
De los pasajes restantes en Hechos que se refieren a la resurrección, los más relevantes de todos donde se describe la resurrección como un evento en el cual participarán tanto justos como injustos son:
Aquí se presenta a Pablo en total acuerdo con Daniel y Juan en que habrá una resurrección no sólo para recompensar y vindicar a los justos sino también para juzgar a los malos.
El Apóstol Pablo describe a Cristo como el primero en levantarse de los muertos.
Idea que también se encuentra en:
Cristo, como el primero en levantarse de los muertos y venir a ser así “primicias de los que durmieron” o el “primogénito de los muertos”, es la garantía de la victoria final del hombre sobre la muerte.
Por lo tanto, la resurrección de Cristo no es un evento aislado en la historia de la salvación, sino el principio de la victoria final sobre la muerte en la cual participarán los redimidos como resultado de la resurrección de Cristo.
5. La resurrección según la literatura paulina.
Pablo habla muy poco acerca de la resurrección de los malos.
Para ser más específico, el único pasaje donde Pablo hace referencia directa a la resurrección de los malos es:
Sin embargo, esto no significa que Pablo no habló sobre la resurrección y el juicio final de los malos ya que claramente afirma que “es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo”:
Pablo habla de la resurrección final de los muertos, y añade en el versículo 16:
Las referencias directas que el apóstol Pablo hace a la resurrección se encuentran en:
En todo el capítulo de 1 Corintios 15, el apóstol Pablo hace referencias directas a la resurrección.
El uso del tiempo futuro en la segunda parte del versículo de Romanos 6:5 indica que Pablo no está hablando únicamente de una resurrección espiritual, que es parte de la experiencia religiosa cuando la persona se convierte a Cristo, sino también de la resurrección final cuando el acto redentor de Dios en Cristo sea totalmente cumplido.
Esta participación de la experiencia victoriosa de Cristo sobre la muerte, como un trascendental evento final, se menciona también en:
La discusión más completa que Pablo hace acerca de la resurrección la encontramos en todo el capítulo de 1 Corintios 15.
No es claro si el apóstol trata este tema en respuesta a preguntas que los corintios le hayan hecho en su carta o que él sabía, por informes que le habían llegado, que algunos de los corintios negaban la resurrección del cuerpo.
De cualquier manera, el Apóstol Pablo empieza la discusión declarando que la resurrección de Cristo es un evento histórico confirmado por un número de testigos dignos de confianza.
Este evento sobrenatural era parte de la fórmula triple del mensaje (kerygma) de la iglesia primitiva, a saber, Cristo murió, fue sepultado y resucitó. ¿Cómo, entonces, podía tener sentido la negación de la resurrección de los muertos si Cristo resucitó?
El Apóstol Pablo ve una falta de consistencia en aquellos que negaban la resurrección de los muertos pero que sin embargo se adherían a la creencia de la iglesia de que su fundador efectivamente había resucitado de los muertos.
Por otro lado, si no hay resurrección, la conclusión lógica es que Cristo no pudo haber resucitado, y si Cristo no resucitó, toda la estructura de la religión cristiana cae por su propio peso:
• Los esfuerzos evangelizadores son inútiles,
• La fe es vana,
• Los ministros son hallados ser falsos testigos,
• Los hombres permanecen en sus pecados,
• Aquellos que murieron con la esperanza futura están irremediablemente perdidos.
Pero Cristo ha resucitado y su resurrección garantiza la resurrección final de aquellos que son suyos; la incorporación de los creyentes en el Cristo resucitado es la seguridad de su propia resurrección.
Para el Apóstol Pablo la resurrección del cuerpo es una realidad tan innegable dentro del esquema redentor que incluso va al extremo de discutir su naturaleza.
Si una de las preguntas hechas al apóstol era: “¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?”
Su respuesta es cuádruple: la resurrección del cuerpo implica un cambio de:
a) Corrupción a incorrupción.
Esto es, de un estado perecedero a uno imperecedero.
El cuerpo humano en su forma presente está sujeto a destrucción, deterioro y descomposición: su destino final es la muerte.
Por medio de la resurrección el cuerpo adquiere un estado incorruptible en el cual las presentes fuerzas destructivas son inofensivas,
b) Deshonra a gloria.
Ya que Pablo está hablando de muerte y resurrección, entonces por “deshonra” indica la desgracia de ser reducido a polvo. De esta deshonra, entonces, la transformación es a un estado de glorificación, saturado con la vida divina.
c) Debilidad a poder.
Esta debilidad incluye tanto la endeblez del cuerpo humano en su presente condición como su impotencia ante la muerte.
El poder que se menciona aquí es la vida comunicada divinamente que caracterizará al cuerpo nuevo: la vida del cuerpo resucitado no será un proceso lento que alcanza su clímax en la madurez sino un acto espontáneo y dinámico de Dios,
d) Natural a espiritual.
Por “natural” el apóstol implica la presente existencia humana dependiente en recursos terrenales e impulsos y sensaciones físicas. Por “espiritual” significa el cuerpo resucitado que no estará bajo el dominio de los deseos y condiciones materiales sino en total armonía con el Espíritu de Dios.
El Apóstol Pablo trata con la ansiedad que algunos de los tesalonicenses tenían con relación al destino de sus amigos que habían muerto.
¿Se perderán definitivamente por haber muerto? ¿Qué esperanza tendrán en la venida de Cristo, cuando los creyentes vivos se encontrarán con el Señor? ¿Es la venida de Cristo (parousía) un evento inminente que beneficiará únicamente a los creyentes vivos? Pablo aclara sus dudas explicándoles la doctrina de la resurrección final de los muertos en Cristo.
Especialmente, en el capítulo 1 Corintios 15, Pablo trata exclusivamente con la resurrección de los muertos en Cristo sin ninguna referencia a la de los injustos.
El apóstol recurre tres veces al uso del eufemismo “dormir” por “morir”.
Este eufemismo ocurre en el Antiguo Testamento y en la literatura secular, pero ahora, para el apóstol Pablo connota un significado muy especial por causa de la resurrección de Cristo y su efecto escatológico para el creyente, esto es: uno que muere en Cristo simplemente muere para ser despertado cuando Cristo venga.
El eufemismo, por lo tanto, contiene una promesa de que serán despertados como lo fue Lázaro por Cristo.
Para el apóstol, por medio de la resurrección el creyente alcanzará las expectaciones escatológicas de la fe cristiana, de las cuales las más importantes son:
• Vida eterna.
• La eterna compañía del Señor.
e. El destino de los malos.
El destino de los malos se describe en el Nuevo Testamento con varios términos, ellos son:
1. “Perdición” (griego, apoleía).
La palabra apoleía también significa “condenación”, “destrucción”, “pérdida”, y ocurre en el Nuevo Testamento unas veinte veces, dieciséis de las cuales se refieren a la suerte de los malos.
En Mateo 7:13, la puerta que es ancha y el camino que es espacioso conducen a “perdición”.
En Romanos 9:22, los vasos de ira fueron hechos para “perdición”
Perdición que es el destino de:
f) Los que se oponen al evangelio.
g) Los enemigos de la cruz de Cristo.
h) Los falsos profetas que introducen en la iglesia herejías destructoras.
d) Los hombres impíos.
e) Aquellos que tuercen las Escrituras.
f) La Bestia.
g) “Destruir" (griego, apollústhai).
Esta palabra connota la idea de “perecer”, “perder”.
h) “Juzgar” (griego, krino).
Este término se usa extensamente en el Nuevo Testamento.
Los textos principales donde ocurre en relación con el juicio final de Dios sobre el mundo, son:
De estos textos, los siguientes datos pueden señalarse respecto al juicio final de Dios sobre el mundo:
• Hay un día establecido en el cual Dios juzgará al mundo.
• El juicio incluirá aun los secretos del hombre.
• Tanto los vivos como los muertos comparecerán ante el juicio de Dios.
• El día del juicio ocurrirá en el momento de la venida de Cristo.
• Toda persona será juzgada de acuerdo a sus hechos.
i) “Juicio” (griego, krísis).
Este término ocurre en el Nuevo Testamento unas cuarenta y ocho veces y significa “juzgar”, “juicio”, “condenación”.
La palabra krísis se usa repetidamente en referencia a la actividad de Dios o el Mesías como jueces en el día final.
En algunos pasajes esta palabra significa “condenación”, o sea, el castigo que sigue al juicio.
Del juicio de Dios se dice:
• Que es justo.
• Que tendrá lugar un cierto día que Dios ha fijado para tal fin.
• Que viene después de la muerte.
• Que está reservado, entre otros, para:
i.- Aquellos que pecan deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad.
ii.- Los enemigos de Dios.
iii.- Los ángeles que pecaron.
iv.- Los injustos.
j) “Condenación” (griego, krima).
Esta palabra ocurre unas veintiocho veces en el Nuevo Testamento, y al igual que krísis significa tanto la decisión del juez como una acción y el resultado de dicha acción, esto es, la sentencia y el estado después de la sentencia.
Generalmente la sentencia que se implica con este término implica la idea de condenación.
Es difícil, si no imposible, determinar categóricamente lo que será la condenación eterna de los malos.
Una exégesis sana demanda mucho cuidado al determinar qué pasajes de las Escrituras son figuras de lenguaje y qué pasajes son declaraciones literales y concretas.
Libros como los evangelios sinópticos y el Apocalipsis están matizados con lenguaje alegórico que requiere en su interpretación una circunspección muy extrema, una atención muy cuidadosa a todos los hechos y circunstancias.
Existen dos peligros cuando se desea interpretar dogmática y categóricamente lo que será el destino de los malos:
Primero, alegorizar todos los pasajes que hablan sobre el destino eterno, intentando ser lógicos, y
Segundo, literalizar el lenguaje alegórico y forzarlo a un significado concreto inaceptable con la idea de que esa es la única manera de ser fiel a la revelación de Dios.
Ambas actitudes son malas: una obliga a las Escrituras para que no digan lo que dicen, y la otra, a que digan lo que no dicen; una espiritualiza el lenguaje literal de la Biblia, y la otra literaliza el alegórico.