Pablo desafió a los corintios a buscar la semejanza a Cristo, invitándolos a que imitaran su ejemplo. Esto no significaba, naturalmente, que debían copiar cada cosa que él hacía; él ya había establecido que no era perfecto.
Quiso darles a entender que, así como su vida estaba centrada en Cristo, la de ellos también debería estarlo.
La meta es que nuestro carácter se valla pareciendo más al de Jesús, cada creyente debe esforzarse por vivir un tipo de vida que lo lleve a adquirir una semejanza con Cristo.
Ningún cristiano es perfecto: todos cometemos errores, todos pecamos y ninguno refleja completamente el espíritu de Cristo ni lo logrará en esta vida.
Por supuesto que algún esfuerzo debemos poner de nuestra parte para ser mejores imitadores de Cristo.
A fin de lograr que nuestra vida, pensamientos y actos coincidan con las enseñanzas de la Escritura es preciso que cada uno tomemos con regularidad determinadas decisiones morales.
Todo esto, sin embargo, debe enmarcarse dentro de la gracia de Dios.
Es el Espíritu Santo el que realiza cambios en nuestra vida para ir teniendo una mayor similitud con Cristo.
La forma en que un líder trata con las circunstancias de la vida dice mucho de su carácter. La crisis no necesariamente forma el carácter, pero sí lo revela.
El desarrollo del carácter es el centro de nuestro desarrollo, no solo como líderes sino como seres humanos.
Es por eso que nunca se puede separar el carácter de un líder de sus acciones.
Hay muchas cosas en la vida sobre las que no tenemos control.
No podemos escoger a nuestros padres.
No podemos seleccionar el lugar ni circunstancias de nuestro nacimiento y crecimiento.
No podemos seleccionar nuestros talentos o nuestro coeficiente de inteligencia.
Pero sí podemos escoger nuestro carácter.
En realidad, el carácter lo estamos creando cada vez que hacemos una elección; evadir o confrontar una situación difícil, doblegarnos ante la verdad o mantenernos bajo el peso de ella, tomar el dinero fácil o pagar el precio. A medida que vivimos y hacemos decisiones, estamos formando nuestro carácter.
El verdadero líder siempre hace participar a otras personas.
La gente no confía en líderes que saben que tienen grietas en sus caracteres.
¿Has visto alguna vez a personas altamente talentosas que repentinamente se desmoronaron cuando lograron cierto nivel de éxito?
La clave de este fenómeno es el carácter. Steven Berglas, sicólogo de la Escuela de Medicina de Harvard y autor de El síndrome del éxito, dice que la gente que alcanza grandes alturas, pero carece de un carácter sólido que los sostenga a través del estrés, van de cabeza al desastre.
Por una o más de las siguientes características: arrogancia, profundos sentimientos de soledad, una búsqueda destructiva de aventuras, o adulterio.
Si crees que una de estas cuatro características que identifica Steven Berglas, te ha absorbido, tómate un descanso. Haz lo que sea para alejarte de algunos del estrés de tu éxito, y busca ayuda profesional. No pienses que el valle en el que ahora estás pasará con el tiempo, con más dinero, o con un aumento del prestigio. Las grietas no detectadas en el carácter solo se profundizan más y se vuelven más destructivas con el tiempo. Aun si no tienes conflictos con algunas de estas cuatro áreas debes de todos modos examinar la condición de tu carácter.
Pregúntate si normalmente tus palabras y acciones concuerdan.
Cuando dices que vas a terminar un trabajo, ¿siempre lo terminas?
Si le dices a tu hijo que vas a asistir a su recital o a su juego de pelota, ¿estarás allí?
¿Puede la gente confiar en tu apretón de manos como si se tratara de cerrar un contrato?
Pasa algún tiempo reflexionando sobre las principales áreas de tu vida (trabajo, matrimonio, familia, servicio, etc.), identifica cualquier aspecto que hayas pasado por alto y en el que hayas transigido o que no hayas cumplido con la gente.
Anota cada caso que puedas recordar durante los dos últimos meses.
Examina la respuesta que acabas de escribir. ¿Hay alguna área en particular donde tengas una debilidad o tengas algún tipo de problema que sea recurrente? Los patrones detectables te ayudarán a diagnosticar asuntos de carácter.
El comienzo de la reparación del carácter viene cuando enfrentas tus defectos, te disculpas y tratas con las consecuencias de tus acciones. Haz una lista de las personas con las que necesitas disculparte por tus acciones, y hazlo con sinceridad.
Una cosa es afrontar tus acciones pasadas, otra es construir un nuevo futuro. Ahora que has identificado las áreas de debilidad, formula un plan que te prevenga de volver a cometer los mismos errores.