La ciencia de la oración.
En estos días postreros es un fundamento de victoria tener conocimiento profundo de lo que la oración eficaz envuelve, y ponerlo en práctica con desesperación.
La opresión del diablo se vuelve cada día más profunda contra la Iglesia del Señor y es necesario orar más, en forma más espiritual y poderosa.
La oración es: Comunión con el Padre, no es una fórmula, no es mecánico, no de memoria.
Es una conversación cara a cara con Dios.
La oración debe ser tan natural como el respirar.
Orar en la mañana, en la tarde y en la noche es sin duda una manera excelente de mantener prioridades legítimas a través de cada día.
Daniel siguió este patrón.
Como lo hizo Pedro.
Las oraciones del pueblo de Dios son el arma principal en contra del mal que abruma al mundo.
La forma correcta de orar.
El Padre nuestro.
Cuando Jesús dice: “Ustedes deben orar así”, no quiere decir que orar sea repetir el “Padre Nuestro” literalmente y de memoria todos los días.
Jesús les enseñó un modelo de oración, una guía, un ejemplo.
El “Padre Nuestro” nos da un orden, de manera que cada día oremos por la mayor cantidad de temas posibles.
1.- Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre.
--- La oración debe ser dirigida al Padre en el nombre de Jesús.
---Toda oración debe comenzar con Adoración.
--- Pedimos al Padre, hablamos con el Padre, pero todo en el nombre de Jesús.
2.- Venga tu reino.
Su reino de paz y abundancia será establecido en la tierra, pero Él nos ordena que oremos pidiéndolo.
Este es otro gran secreto de la oración.
Clamar primero por la evangelización de las almas, orando primero desinteresadamente que su plan sea cumplido y luego nuestras peticiones; y la contestación vendrá.
Jesús dijo que antes de que Él volviera, las buenas nuevas acerca del Reino (el mensaje de salvación) serían predicadas en todo el mundo.
Esta era la misión de los discípulos, y es la nuestra hoy.
Jesús se ocupó del fin de los tiempos y del juicio final a fin de mostrar a sus seguidores la urgencia de esparcir las buenas nuevas de salvación por doquier.
Cuando hacemos esto manifestamos el reflejo del amor de Dios en nuestras oraciones.
La fe sobresaliente y el poder para lograr milagros producen muy poco sin el amor. El amor logra que nuestras acciones y dones sean útiles. Aunque las personas tengan dones diferentes, el amor está disponible a todos.
3.- Hágase tu voluntad (como en el cielo también en la tierra).
Cuando oramos «Hágase tu voluntad», no estamos abandonándonos a la suerte, sino que estamos orando que el propósito perfecto de Dios se cumpla en este mundo como en el más allá.
Dios ha revelado su eterno propósito —su voluntad— en la Biblia y supremamente en la persona de su Hijo Jesucristo.
Nuestras vidas deben estar dentro de la perfecta voluntad de Dios, Jesús nos dio el ejemplo a seguir.
Aquí tenemos una visión momentánea y privilegiada de la relación íntima de Jesús con su Padre y una vislumbre sobria del precio de su misión.
La perspectiva de su sufrimiento venidero para Jesús era el significado de la copa, y él rogaba por otra alternativa, si el propósito de Dios lo podía permitir.
No había ninguna duda de que la voluntad del Padre tenía que ser prioritaria, sin importar el precio y Jesús la llevo a cabo.
Al cumplir la voluntad de Dios a través de Jesucristo seremos bendecidos.
La permanencia en la vid en la narración de la alegoría de la viña está estrechamente ligada a la oración.
Quienes estén debidamente cerca de la vid (Jesús) no querrán pedir sino aquello que esté acorde con la vid misma.
Si alguno pide y no recibe es porque no ha pedido en su voluntad.
La oración no es un recurso para inducir a Dios a cambiar su pensamiento y a hacer lo que nosotros queramos.
Para ser efectiva debe ser elevada conforme a su voluntad.
Cuando la elevamos en ese espíritu él nos oye.
En otras partes de la Escritura aprendemos que la oración debe ser hecha con fe.
Nuestras oraciones no deben ser elevadas para satisfacer nuestras pasiones pecaminosas ni nuestros deseos egoístas.
4.- El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.
Otro gran secreto de la oración es que la vida bendecida implica un contacto diario con Dios.
Es bueno trabajar y planificar con responsabilidad, pero no es bueno depender de nuestros métodos, pues nuestra planificación puede fracasar.
La preocupación no sirve ya que no puede satisfacer ninguna de nuestras necesidades; la preocupación es una actitud necia porque el creador del universo nos ama y sabe lo que necesitamos.
En los días de David, Israel obedeció las leyes de Dios que establecían que se debía tratar a los pobres con justicia y misericordia.
Mientras Israel fue obediente, hubo suficiente comida para todos.
Cuando Israel se olvidó de Dios, los ricos cuidaron de sí mismos y los pobres sufrieron.
Dios quiere que dependamos diario de Él (ejemplo el maná en el desierto).
Para los israelitas el maná fue un regalo; llegaba todos los días y era justo lo que necesitaban. Satisfacía sus necesidades físicas temporales.
Jesús se compara a sí mismo con el maná.
Cristo es el pan nuestro de cada día, el que satisface nuestra necesidad eterna y espiritual.
5.- No nos metas en tentación más libranos del mal.
Jesús no está sugiriendo que Dios nos guía hacia la tentación, simplemente está pidiendo que seamos librados de Satanás y sus engaños.
Todos los cristianos enfrentamos tentaciones, algunas veces es tan sutil que inclusive no sabemos qué nos está pasando.
Dios nos ha prometido que no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos soportar
Pídale a Dios que le permita reconocer la tentación, que le dé fuerzas suficientes para enfrentarla y que pueda seguir la senda de Dios.
Los discípulos de Jesús estaban dormidos.
Qué trágico es cuando muchos cristianos actúan como si estuvieran profundamente dormidos cuando llega el momento de entrega y servicio a Cristo.
No permita que por falta de oración se le encuentre insensible ni sin preparación para el trabajo de Cristo.
Aquellos que permanecen firmes en las pruebas recibirán la corona de vida: La expresión no se refiere únicamente a la vida eterna, sino a la vida aquí y ahora, disfrutada más abundante y plenamente.
Al igual que Dios rescató a Lot de Sodoma, puede rescatarnos de las tentaciones de un mundo malvado.
Lot no estaba libre de pecado, pero puso su confianza en Dios y fue protegido cuando se destruyó Sodoma.
Para mayor información sobre Lot, (Lea el libro de Génesis Capitulo 14).
Dios también juzgará a quienes provocan la tentación y las pruebas; no debemos preocuparnos nunca de que no se haga justicia.
6.- Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, estableció el perdón como piedra angular en su relación con Dios.
Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, estableció el perdón como piedra angular en su relación con Dios.
Dios ha perdonado nuestros pecados, por lo tanto, debemos ahora perdonar a quienes nos ofendieron.
Seguir sin perdonar muestra que no se ha entendido que nosotros mismos, junto con todos los demás seres humanos, necesitamos ser perdonados.
El pecado es una deuda que tenemos con Dios y que tiene que ser reconocida sobre la base de su misericordia.
También nosotros perdonamos: Quienes piden deben reconocer que, si se busca la misericordia de Dios, se debe mostrar misericordia al prójimo.
Debemos adoptar la misma conducta que queremos que sigan los demás.
El perdón diario por Dios, solo es concedido a quienes perdonan a otros.
De la parábola del buen Samaritano aprendemos tres principios acerca de lo que significa el amor al prójimo.
1) La carencia de amor es a menudo fácil de justificar a pesar de que nunca es buena.
(2) Nuestro prójimo es cualquiera que esté en necesidad, sin importar raza, credo ni procedencia social; y
(3) Amor significa hacer algo para suplir la necesidad de alguien, no importa dónde viva, hay gente necesitada a su alrededor, no hay razón justificada para negarse a brindar ayuda.
Piense en algunas personas que le han faltado en cierta manera. ¿Las ha perdonado de verdad? ¿Cómo actuaría Dios si lo tratara en la forma que usted lo hace con los demás?
Si no oramos nos deterioramos y las fuerzas de las tinieblas se movilizarán contra nosotros y paralizarán nuestros esfuerzos
Conquistemos las victorias con nuestras rodillas.
“Las oraciones del pueblo de Dios hacen posible la ejecución del plan de Dios sobre la tierra”