Discipulado Nivel 03: Conociendo nuestra declaración de fe.
Lección 10:
Artículo doctrinal 09. Creemos: Que la promesa del bautismo en el Espíritu Santo se imparte después que la persona se ha reconciliado con Dios por medio de su arrepentimiento y de su nuevo nacimiento.
¿Qué es el bautismo en el Espíritu Santo? ¿Cuál es su evidencia inicial? ¿Cuáles son sus resultados en quien lo recibe? ¿Qué diferencia existe entre él y la conversión? son preguntas que deben ser contestadas a la luz de la Palabra de Dios.
A. El bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia distinta a la conversión.
El bautismo en el Espíritu Santo no debe ser identificado con la experiencia de la conversión, ni ser visto como un complemento a ella o como un requisito a la misma.
El bautismo en el Espíritu Santo no es concedido a fin de que la persona sea salva, sino porque una relación correcta con Dios ya ha sido establecida.
Así como el bautismo en agua se administra después que se estableció la debida relación con Dios, el bautismo en el Espíritu Santo se imparte después que la persona se ha reconciliado con Dios por medio de su arrepentimiento.
En el caso de los apóstoles, por ejemplo, antes de la experiencia pentecostal donde fueron bautizados con el Espíritu Santo tenían testimonio de parte de Cristo acerca de su salvación:
a) Sus nombres estaban escritos en el cielo.
b) Estaban limpios por la Palabra que Cristo les había hablado.
c) Su unión con Cristo era tan íntima como la unión de los pámpanos a la vid.
d) Habían sido elegidos por Cristo con un fin específico.
e) No pertenecían al mundo pertenecían a Cristo y habían guardado su palabra.
f) Habían creído en Cristo como enviado de Dios.
g) Habían sido enviados a ministrar al mundo.
h) Habían sido enviados a las tribus de Israel y recibida autoridad especial para tal ocasión.
i) Eran personas devotas a la oración.
Una observación similar se puede hacer en el caso de los samaritanos que se convirtieron a Cristo bajo el ministerio de Felipe y que se bautizaron hombres y mujeres porque habían creído y recibido la palabra de Dios.
Sin embargo, los apóstoles en Jerusalén enviaron a Pedro y a Juan a que oraran por los samaritanos a fin de que recibiesen el Espíritu Santo.
El caso de los cristianos de efesios es muy parecido al de los samaritanos.
Aunque estos efesios ya habían creído no fue hasta que Pablo puso sobre ellos sus manos que recibieron el Espíritu Santo.
2. Definición de la experiencia.
a. El bautismo en el Espíritu Santo es llamado una promesa.
1) La promesa del Padre.
2) La promesa.
3) La promesa del Espíritu Santo.
4) La promesa del Espíritu.
5) El Espíritu Santo de la promesa.
El apóstol Pedro interpretó el evento de pentecostés como un cumplimiento de la promesa dada por Dios a través del profeta Joel.
Pero no fue únicamente por medio del profeta Joel que Dios había prometido enviar su Espíritu; lo había hecho por medio del profeta Isaías.
Y también por medio del profeta Ezequiel Dios prometió enviar su Espíritu.
Además de ser la promesa de Dios dada por medio de los profetas del Antiguo Testamento, el Espíritu Santo es la promesa dada por Cristo mismo durante su ministerio terrenal.
De acuerdo al evangelio de Juan, la venida del Espíritu en su función de Consolador sería un evento que tomaría lugar después de la ascensión de Jesús.
Después de la ida de Cristo el Consolador vendría.
El Padre daría el Consolador por causa del ruego de Cristo.
El Padre enviaría el Consolador en el nombre de Jesús.
Aunque el Consolador estaba con los discípulos, sería en ellos.
El Consolador les enseñaría.
Les guiaría a toda verdad.
Tomaría de lo de Cristo y lo declararía a los discípulos.
Recordaría a los discípulos todo lo que Cristo les había dicho.
Hablaría lo que oiría.
Convencería al mundo de pecado, justicia y juicio.
Todas estas cosas sucederían de acuerdo a la promesa dada por Cristo.
Cuando el apóstol Pedro informó a la iglesia de Jerusalén la experiencia carismática que tomó lugar en casa de Cornelio, se refirió a ella como en cumplimiento a la promesa dada por Cristo respecto al Espíritu Santo.
La presentación que Juan el Bautista hizo de Cristo fue como el bautizador en el Espíritu Santo.
A la luz de los pasajes bíblicos que hemos visto, el Espíritu Santo es una promesa que Dios el Padre hizo a su pueblo.
B. El bautismo en el Espíritu Santo es un don.
C. El bautismo en el Espíritu Santo es un bautismo.
El bautismo en el Espíritu Santo, además de ser una promesa y un don, es un bautismo, esto es, una inmersión en el Espíritu Santo.
D. El bautismo en el Espíritu Santo, además, según la Biblia es un derramamiento.
De acuerdo a la versión griega del discurso de Pedro a los judíos en el día de pentecostés, Pedro usó tres veces el verbo “derramar” para explicar el fenómeno pentecostal en cumplimiento a lo que fue dicho por el profeta Joel.
También Isaías habló de un derramamiento del Espíritu Santo.
Lucas usa el mismo término para explicar el descenso del Espíritu sobre los gentiles en casa de Cornelio.
También en la epístola a Tito el don del Espíritu Santo es mencionado como un derramamiento.
El descenso del Espíritu Santo como un derramamiento, como una corriente que desciende de los cielos, sugiere la generosidad con que Dios da su Espíritu.
E. El bautismo en el Espíritu Santo es una Investidura.
Además de ser un derramamiento, un bautismo, un don y una promesa, como ya hemos visto, el bautismo en el Espíritu Santo es descrito también como una Investidura.
En la Septuaginta, esto es, la versión griega del Antiguo Testamento, “vestir” se usa para describir la experiencia muy especial de aquellos que fueron poseídos por el Espíritu de Dios.
La idea de la figura, por lo tanto, es que el bautismo del Espíritu Santo es una experiencia poderosa por medio de la cual el creyente viene a ser totalmente investido con la presencia de Dios.
F. El bautismo en el Espíritu Santo es una llenura.
El bautismo en el Espíritu Santo también se presenta en la Biblia como una llenura.
Uno de los términos que con más frecuencia usa Lucas, tanto en su evangelio como en el libro de los Hechos, para describir la presencia del Espíritu Santo en las personas es el verbo “llenar”.
Por ejemplo: Juan el Bautista fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.
Elizabet fue llena del Espíritu Santo cuando María la saludó.
Zacarías fue lleno del Espíritu Santo cuando nombró a Juan.
En el día de Pentecostés, todos los discípulos fueron llenos con el Espíritu Santo.
Cuando Pedro fue traído ante el concilio, habló estando lleno del Espíritu Santo
Cuando los discípulos oraron después que Pedro y Juan fueron puestos en libertad, todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo.
Luego encontramos que Ananías oró para que Pablo fuese lleno con el Espíritu Santo.
Cuando Pablo reprendió a Elimas, estaba lleno del Espíritu Santo.
Ser “lleno” con el Espíritu Santo es no sólo ser recipiente, sino estar totalmente controlado por él.
Por lo que hemos visto hasta ahora, el Espíritu Santo, como una experiencia distinta a la conversión, es además de una promesa de Dios, un don, un bautismo, un derramamiento, una investidura y una llenura.
Hay un punto muy importante con relación al bautismo en el Espíritu Santo que debe ser considerado, y es: ¿qué es y para qué es?
Veamos lo que dice la Palabra de Dios.
El bautismo en el Espíritu Santo debe ser considerado como una capacitación con poder divino para llevar a cabo la tarea misionera que Cristo dio a la iglesia.
Uno de los ejemplos que se pueden mencionar de esta capacitación especial con poder divino es el apóstol Pedro en el día de Pentecostés su autoridad y valor, como consecuencia del descenso del Espíritu, contrastan notablemente con sus temores y fluctuaciones anteriores.
Pero sus palabras no se caracterizan solamente por su intrepidez sino también por el efecto convincente que tuvieron sobre la gente cuando las escucharon.
El discurso de Pedro fue seguido por una contrición masiva de tres mil personas que recibieron su palabra y solicitaron el bautismo en agua.
La obra convincente del Espíritu Santo, el día de pentecostés fue de acuerdo a lo que Jesús había dicho previamente acerca del ministerio del Espíritu.
El Espíritu Santo no sólo es poder para el servicio, sino que también produce iluminación para comprender con claridad las verdades espirituales.
Es de observarse que, aunque de acuerdo a Lucas 24:49 y Hechos 1:8 el propósito principal del bautismo en el Espíritu Santo es impartir poder para cumplir la misión dada a la iglesia, hay otros resultados notables que no deben ser pasados por alto.
Nuevamente, en el caso de Pedro el día de pentecostés, su sermón se caracteriza notablemente por la penetrante iluminación para interpretar el evento pentecostal a la luz de las Escrituras.
A la pregunta, “¿Qué quiere decir esto?"
Pedro responde:
El Espíritu Santo le dio a Pedro una penetración muy profunda dentro de los misterios de la gracia de Dios.
La influencia del Espíritu, trayendo a su memoria y ayudándole a que entendiese las Escrituras, fue también un cumplimiento de lo que el Señor Jesús había dicho acerca del Consolador.
En el caso del apóstol Pedro, otro resultado del bautismo en el Espíritu Santo es la nueva comprensión que obtuvo de la función mesiánica de Jesús.
Pedro explicó la muerte de Jesús como en cumplimiento de un programa divinamente elaborado: la muerte de Jesús no fue el resultado accidental de la maldad humana, sino el cumplimiento de un plan definido que Dios elaboró desde la misma eternidad y luego explica su resurrección y termina con su señorío.
Esta iluminación se la dio el Espíritu Santo.