Discipulado Nivel 03: Conociendo nuestra declaración de fe.
Lección 14:
Artículo doctrinal 13. Creemos: Que la cena del Señor y el lavatorio de pies son ordenanzas instituida por el Señor Jesucristo.
La cena del Señor es una ordenanza instituida por el Señor Jesucristo, la cual simboliza su muerte redentora.
Es también un símbolo de Cristo como el pan espiritual que alimenta al creyente, y una señal de la comunión que tiene el creyente con Cristo y sus hermanos en la fe.
Según los relatos del Nuevo Testamento, este rito cristiano se conoce como:
a) La cena del Señor.
b) La mesa del Señor.
c) Bendición.
d) Acción de gracias o eucaristía.
e) Comunión.
f) Memorial.
g) Mandamiento.
h) Partimiento del pan.
i) Nuevo pacto.
j) Pascua
Hay cuatro pasajes en el Nuevo Testamento que se refieren directamente a la cena del Señor, ellos son:
De estos pasajes se pueden señalar los siguientes datos con relación a la cena del Señor:
a) La cena del Señor es una práctica cristiana instituida personalmente por el mismo Señor Jesucristo.
b) Los elementos materiales a usarse son pan y jugo de uva, los cuales simbolizan su cuerpo dado por la humanidad, y su sangre derramada para la remisión de los pecados.
c) La iglesia debe observar la cena del Señor continuamente en memoria de Cristo porque simboliza la sangre del nuevo pacto.
d) Cada vez que la iglesia celebra el rito, anuncia la muerte del Señor hasta que él venga.
f) Participar de la cena indignamente, profana el cuerpo y la sangre del Señor, trayendo juicio sobre quien así lo hace.
g) Cualquiera que participa de la cena del Señor, debe examinar su vida.
2. Nombres dados a este rito en el Nuevo Testamento.
a) Cena del Señor.
El nombre “cena del Señor” es tomado de 1 Corintios 11:20:
La razón por la cual se le llama “del Señor”, es porque Jesús mismo la instituyó y porque debe observarse en memoria de su muerte; se le llama “cena”, porque el Señor la instituyó una noche.
Con relación a la hora cuando el Señor celebró la cena con sus discípulos, debe observarse que de acuerdo a Mateo, Marcos y Pablo fue de noche, una hora que indudablemente estaba asociada con la ocasión cuando los israelitas fueron misericordiosamente protegidos con la sangre del cordero pascual y libertados de la esclavitud egipcia.
Pero, así como la noche de la pascua fue un memorial de la ocasión cuando el pueblo de Israel fue libertado de Egipto, de la misma manera la cena instituida por Cristo es un símbolo de la liberación espiritual del hombre por medio de la sangre de Cristo.
Por ser una cena en la cual elementos materiales son comidos, la cena del Señor simboliza íntima comunión con Cristo, la participación en su perdón, y en su amorosa compañía.
En las Escrituras, comer junto con alguien en la misma mesa, es una señal de hermandad, reconciliación, confianza y confraternidad.
Esto explica otros tres nombres del rito, los cuales están asociados con el acto de comer:
b) Mesa del Señor.
c) Partimiento del pan.
d) Comunión.
Entre otros, los siguientes casos se encuentran en los evangelios en los cuales la confraternidad se expresa con una comida:
• El padre del hijo pródigo ordenó que el becerro gordo fuera matado y que todos comieran y se alegraran cuando su hijo penitente regresó al hogar.
• Una de las críticas que los fariseos le hicieron a Cristo, fue que recibía a los pecadores y comía con ellos.
e) En la parábola de las bodas, que se registra en el libro de Mateo, tanto los buenos como los malos son bienvenidos para gozar la fiesta.
Y en el paralelo del Evangelio de Lucas los pobres, mancos, cojos y ciegos de las calles y plazas de la ciudad, como de los caminos y vallados son invitados a comer en la mesa del rey.
f) Cuando Jesús se encontró con los discípulos llenos de temor e incredulidad, tanto en Emaús como en Jerusalén, les restauró su fe comiendo con ellos.
Pero comer y beber con el Maestro, era también para los discípulos una anticipación de la comida escatológica en la cual el Mesías hará fiesta con los justos en la consumación del siglo.
Bendición y eucaristía.
De acuerdo a Mateo y Marcos, cuando Jesús tomó el pan la noche que instituyó la cena del Señor bendijo.
Y cuando tomó la copa dio gracias.
Era costumbre en Jesús, siguiendo las prácticas judías de sus días, dar gracias antes de comer:
Dio gracias antes de alimentar a los cinco mil.
Dio gracias antes de alimentar a los cuatro mil.
Dio gracias en Emaús.
Dio gracias en la cena, antes de su muerte.
En el tiempo de Cristo era una costumbre observada con mucha fidelidad que nadie tomase alimentos sin antes pronunciar una bendición.
Pero, lo importante en la bendición doble que Jesús ofreció en la cena del Señor, es que la bendición fue ofrecida dentro del contexto de la comida pascual, por lo tanto, asociada con el acto redentor de Dios en Egipto.
Por lo tanto, la cena del Señor, es una acción de gracias a Dios, no tanto por sus provisiones amorosas, sino, sobre todo, por su acto redentor en Cristo Jesús.
Para el apóstol Pablo, “la copa de bendición que bendecimos” es la comunión de la sangre de Cristo; “el pan que partimos”, es la comunión del cuerpo de Cristo.
En este pasaje la copa se refiere al vino que se usa en la cena del Señor, y se le llama “copa de bendición” porque en ella los cristianos bendicen a Dios por su acto redentor en Cristo Jesús. Aunque el que participa de la cena, recibe bendición del Señor, no es esa la causa por la cual se le llama así: es una bendición (acción de gracias) que el comulgante le rinde a Dios.
Memorial.
Según Lucas y Pablo, la noche que Cristo instituyó la cena, dio el mandamiento “haced esto en memoria de mí”.
En el libro de Éxodo se dice que Moisés ordenó al pueblo de Israel que recordaran el día en el cual salieron de Egipto, de la casa de esclavitud.
Tan importante fue este evento histórico en el cual Dios actuó con mano fuerte que deberían explicar a sus hijos el significado de la celebración y observarlo tanto como una señal y como un memorial.
Por lo tanto, la observancia de este día especial era un recordatorio de un evento salvador que tomó lugar en el pasado, en el cual la bondad de Dios fue mostrada a la nación.
Fue en base a ese acto libertador que Dios le dio a Israel los diez mandamientos:
De la misma forma, la cena del Señor, es un memorial de un evento redentor que tomó lugar en el pasado cuando Dios intervino en la historia de la salvación.
El nuevo pacto.
El título “nuevo pacto” ocurre en:
Las palabras de Cristo, “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre” (1 Corintios 11:25), deben ser interpretadas a la luz de pasajes como:
Israel se hizo infiel al pacto, desobedeciendo las leyes de Jehová y siguiendo los vicios de las naciones, prometió instituir un nuevo pacto.
En Ezequiel este nuevo pacto se presenta como siendo el objeto de una serie de intervenciones generosas de parte de Dios:
a) Son juntados de todas las naciones,
b) Lavados de sus inmundicias,
c) Trasformados con nuevas disposiciones,
d) Llenados con el Espíritu del Señor,
e) Motivados para obedecer de corazón todos los mandamientos del Señor, y
f) Guardados de toda desobediencia e impureza.
La cena del Señor, por lo tanto, como el nuevo pacto, denota la creación del nuevo pueblo de Dios, su pueblo escatológico, de acuerdo a su propósito eterno y a sus promesas dadas por medio de los profetas.
Este rito cristiano, es, por lo tanto:
a) Una cena simbólica que ilustra la comunión del creyente con su Señor, y el sustento espiritual que el alma recibe de él;
b) Una acción de gracias por su muerte en la cruz, la cual trajo redención;
c) Un recordatorio de su sacrificio, y
d) Un nuevo pacto con su pueblo nuevo.
Con relación a la actitud espiritual que uno debe asumir al tomar le cena del Señor, se deben seguir tres consejos que el apóstol Pablo da al respecto, ellos son:
a) Hacerlo dignamente:
b) Examinándose:
c) Discerniendo las cosas de Dios:
EL LAVATORIO DE PIES.
La noche cuando el Señor instituyó la santa cena o cena del Señor, les lavó los pies a sus discípulos, instruyéndolos a que imitaran lo que él hizo. ¿Qué significado tuvo y sigue teniendo este acto?
1. El significado.
Un análisis cuidadoso del lavamiento de pies que Cristo le hizo a sus discípulos revelará que fue un símbolo de humillación y muerte.
Aunque la interpretación exclusiva que algunos le han dado a este evento, de que es una muestra de humildad y disposición para servir, no se debe descartar, sin embargo, el acto contiene una clara referencia a la humillación de Cristo y al valor purificador de su ministerio terrenal.
Según el relato del evangelio de Juan, Jesús:
a) Se levantó de la cena,
b) Se quitó su manto,
c) Tomó una toalla y se ciñó con ella,
d) Puso agua en un lebrillo y empezó a lavar los pies de los discípulos, y limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido,
e) Le dijo a Pedro que si rehusaba que le lavara los pies, no tendría parte con él, y
f) Cuando terminó, tomó de nuevo su manto y se volvió a la mesa.
No cabe duda que este evento, según el arreglo hecho por el autor del evangelio, simboliza la humillación redentora de Cristo.
2. Razones para creer que el lavamiento de pies representa la humillación redentora de Cristo.
El relato del lavamiento de pies empieza con la nota introductoria que Jesús sabía “que el Padre le había dado todas las cosas en sus manos”.
Estas palabras se refieren no sólo al señorío universal de Cristo, sino más específicamente a su misión redentora.
La autoridad que Jesús testifica tener de parte del Padre, no es tanto un control cósmico sino el poder de salvar las almas en virtud a su muerte voluntaria.
La acción de Cristo de “poner a un lado su manto”, según el autor del evangelio, fue simbólica de la entrega voluntaria de su vida.
Así como Cristo puso a un lado su manto, también puso su vida.
Pero para que Cristo haya puesto a un lado su manto, fue necesario que primero se levantara de la mesa, que muy bien puede representar el abandono temporal de su gloria a fin de redimir al hombre, tema del cual nos habla el apóstol Pablo en:
Jesús se ciñó a sí mismo con la toalla, asumiendo el papel de un siervo, y lavó los pies de los discípulos.
Ceñirse es para describir el papel de un siervo.
Para Jesús, el acto de lavar los pies de los discípulos, fue tan significativo que, si Pedro rehusaba que Cristo lo hiciera, perdería su comunión con él
La acción de Cristo de lavarle los pies a sus discípulos fue un acto simbólico de su humillación para salvar al mundo, y de su consecuente exaltación.
Al celebrar la iglesia un servicio de lavamiento de pies, logra dos objetivos muy simbólicos: ilustra gráficamente la humildad y disposición de servir que debe caracterizar a cada creyente, y la muerte humillante de Cristo en la cruz del calvario.
¿Qué razones se pueden dar para creer que la iglesia en nuestros días debe practicar el lavamiento de los pies? Analizando Juan 13:12-17 los vv. 12-17 tienen la respuesta: en el v. 14 encontramos el imperativo de imitar el ejemplo del Maestro, lavando los pies los unos a los otros; en el v. 15 encontramos la afirmación del Señor de haber dejado un ejemplo para que sus discípulos lo imitaran; en el v. 16 encontramos la afirmación de que el cristiano, siendo un mero siervo, es inferior a su Maestro, y si el Maestro lavó los pies a sus discípulos con cuánta más razón sus seguidores; por último, el v. 17 afirma que son bienaventurados aquellos que, sabiendo estas cosas, las hacen.
¿Cuándo y cómo celebrar en la iglesia el servicio de lavamiento de pies?
Como no hay nada escrito en la Palabra del Señor al respecto, nuestra recomendación es la siguiente: tenerlo, por lo menos, tres veces al año: el jueves de la semana santa, en alguna santa convocación de ayuno y oración que las iglesias deben tener al año, y en el servicio especial de fin de año.
Los varones le laven los pies a los varones, y las mujeres le laven los pies a las mujeres.
En preparación para este servicio, se recomienda tener una predicación presentando el significado de este acto, según el estudio presente, enfatizándose la necesidad de imitar el ejemplo del Señor en su disposición de humillarse a sí mismo, y de servir.
Debe enfatizarse el hecho de que este acto si no va acompañado de una actitud genuina de humillación y disposición de servir a los demás, carece de sentido.