La Biblia presenta a toda la raza humana, sin Cristo, en un estado de suma perdición.
Este estado se describe como una condición de dureza de corazón e ignorancia que hace a los hombres blasfemar y actuar contra la sabiduría de Dios.
El ser humano sin Cristo es vano en su mente.
La raza humana sin Cristo desea aquello que es malo.
La Biblia también describe a la raza humana, sin Cristo como en esclavitud y muerte.
Por causa de sus inclinaciones carnales el hombre sigue vicios repugnantes llamados “las obras de la carne” las cuales impiden que herede el reino de los cielos.
1.- De acuerdo a la Biblia el pecado es heredado por toda persona que viene al mundo.
Dándoles a entender que la naturaleza corrupta no es algo que se adquiere por fuerza o por imitación, sino todo lo contrario, es un estado original y hereditario.
El pecado, por lo tanto, es una anomalía congénita de la naturaleza caída de la raza humana de la cual todos participan.
Esta condición corrupta frecuentemente es llamada “pecado original” que significa que el pecado procede desde el origen mismo de la raza humana, que está presente en cada persona desde el momento mismo de su nacimiento, y que es la causa de todos los pecados.
El pecado es un estado universal. No es una anomalía espiritual que se puede atribuir a cierta gente, sino todo lo contrario, una realidad universal.
La universalidad del pecado se establece tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Antiguo Testamento:
Nuevo Testamento:
Según el Apóstol Pablo, Dios les manda a todos los hombres que se arrepientan, dando a entender que todos están bajo condenación.
El llamado universal del apóstol Pablo al arrepentimiento concuerda con el de Cristo.
2.- En lo qué consiste el pecado.
El pecado, básicamente, es una falta de conformidad a la naturaleza de Dios, una violación de su ley divina.
En la Biblia, la descripción unánime de sus autores de la condición moral del hombre es una de fracaso y derrota.
Todo ser humano es consciente de que no vive siempre de acuerdo a los valores morales que están grabados en su conciencia.
Toda la raza humana se presenta siendo víctima de una fuerza negativa que obliga a la gente a hacer lo que claramente sabe que es mal, y a no hacer lo que es bueno.
En todos hay el convencimiento de una falta fundamental de rectitud y de una deteriorización interna que produce remordimiento de conciencia y culpa.
La condición contaminada del hombre incluye dos hechos fundamentales:
primero, falta original de rectitud, y
segundo, una disposición activa hacia el pecado.
Ya que esta condición hereditaria de corrupción moral penetra toda la raza humana, extendiéndose a todas las facultades y fuerzas, tanto del alma como del cuerpo, es que se le llama “depravación total”.
Sin embargo, “depravación total” no significa que todos los hombres son tan perversos como pueden ser, y que el ser humano no tiene un conocimiento innato de la voluntad de Dios, o una conciencia que juzga entre lo que es bueno y lo que es malo; tampoco significa que el hombre es incapaz de tener afectos y emociones desinteresados en sus relaciones con sus semejantes.
Significa que toda la naturaleza humana ha sido afectada por el pecado y que el hombre, en su totalidad, necesita la gracia redentora de Dios.
3.- El resultado del pecado del hombre.
Como resultado de la fuerza del pecado sobre toda la naturaleza humana, sus facultades espirituales fueron afectadas al extremo de que la persona no puede producir su propia justicia por medio de méritos personales. Esto se llama “inhabilidad total”.
Pero “inhabilidad total” no significa que la persona no puede hacer el bien de ninguna manera; significa que nadie puede obtener el favor redentor de Dios por medio de hechos personales; nadie puede, ser salvo en base a méritos personales.
Esta naturaleza pecaminosa es tanto una condición interna como una variedad de actos externos.
El estado deteriorado de la raza humana se describe como una corrupción congénita con la cual la persona viene al mundo.
También se describe como una serie de hechos malos que son manifiestos en el ser humano:
También se describe como una serie de hechos malos que son manifiestos en el ser humano:
La condición interna de corrupción y los actos externos, son inseparables: los hechos malos de una persona no son errores accidentales causados por mera negligencia, sino la consecuencia inevitable de un estado corrupto.
Esta estrecha relación entre los actos externos y la condición interna la describió el Señor cuando dijo que de dentro del corazón del hombre salen los malos pensamientos y que el árbol es conocido por sus frutos
El pecado se caracteriza por los siguientes hechos:
1) es una realidad y no un mero concepto filosófico;
2) es, tanto una falta de conformidad a la naturaleza de Dios como también una violación de su ley divina;
3) produce remordimiento y culpa, y
4) es tanto un estado como un acto.
Este texto no significa que David nació como consecuencia de una relación ilegítima de sus padres, esto es, que ellos hayan cometido adulterio y como causa de este pecado él haya nacido.
Lo que este texto enseña es muy profundo y es: que David entiende que posee una naturaleza pecaminosa que es hereditaria; que él no vino a ser un pecador por causa del medio ambiente en que se formó, ni por las malas compañías con las cuales se haya asociado en su juventud.
David no se echó a perder por dentro por causa de los actos exteriores que poco a poco fue cometiendo: sus actos exteriores fueron un resultado de su condición interior.
El fruto malo no determinó la clase de árbol que él era, sino que el árbol determinó su fruto.
Y todo esto fue congénito, hereditario.
Cuando los padres de David lo engendraron le transmitieron lo que ellos ya tenían, a saber, una naturaleza inclinada hacia el pecado.
Al decir esto David no lo hace para disculpar su pecado sino para confesar la verdadera condición de su corazón.
No fueron las circunstancias las que lo obligaron a pecar sino los impulsos descontrolados de su naturaleza interior.
El ser humano no nace limpio para luego mancharse, ni tampoco bueno para hacerse malo: nace manchado y malo.
Según la Biblia, el arrepentimiento es una de las dos condiciones necesarias para la salvación; la otra es la fe.
Mientras que la fe tiene que ver con la relación de uno con Dios, el arrepentimiento tiene que ver con la actitud de uno hacia el pecado.
La fe y el arrepentimiento van juntos en el mensaje que Jesús proclamó al principio de su ministerio en Galilea.
Cuando la persona se vuelve a Dios, es fe; cuando se vuelve del pecado, es arrepentimiento.
Estas dos acciones son concomitantes: (Dic. Que aparece o actúa conjuntamente con otra cosa), arrepentirse del pecado es volverse a Dios; volverse a Dios es volverse del pecado.
El arrepentimiento es un imperativo, según la Biblia.
La importancia de la doctrina del arrepentimiento se evidencia por el hecho de que en el Nuevo Testamento es proclamado como un imperativo.
Cuando los judíos le hablaron a Jesús de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios, Jesús señaló la necesidad universal del arrepentimiento para poder escapar de la condenación.
Cuando Jesús envió a los doce, estos salieron y predicaban que los hombres se arrepintieran.
El apóstol Pedro respondió en el día de pentecostés a la pregunta que la gente le hizo.
Exhortación que repitió en el pórtico de Salomón.
En Atenas, el apóstol Pablo habló del arrepentimiento como un mandamiento de Dios a todos a fin de poder escapar del juicio venidero.
Por lo tanto, el arrepentimiento no es una opción sino una orden clara y terminante de parte de Dios.
Por lo que hasta aquí hemos visto, el arrepentimiento implica una nueva actitud, una perspectiva correcta de parte de la persona hacia el pecado y hacia Dios.
Pero esta actitud no es meramente pasiva: incluye una acción concreta.
Por lo tanto, es un cambio que opera en la voluntad del pecador; es un cambio que lo induce a separarse del pecado y rendirse totalmente a Dios.
El arrepentimiento, aunque es una decisión humana hecha sobre bases voluntarias, tiene su origen en Dios.
El arrepentimiento como una experiencia salvadora es el resultado de los tratos amorosos de Dios con el hombre; del lado humano, es una reacción al amor de Dios que es demostrado sin ser merecido; es dado por la gracia de Cristo.
Por lo tanto, la motivación para el arrepentimiento es principalmente el amor de Dios, esto es, quien se arrepiente lo hace porque comprende el gran amor que Dios tiene hacia él/ella.
Por esta razón, en muchas de las exhortaciones bíblicas al arrepentimiento está la promesa de que el amor de Dios será manifestado a quien vuelve a Él.
En el Nuevo Testamento, quizá la mejor ilustración del amor de Dios hacia el pecador se encuentra en el padre del Hijo Pródigo, quien, cuando vio de lejos a su hijo que regresaba de su triste aventura lejos del hogar, “fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”
Para simplificar lo que la Biblia enseña acerca del arrepentimiento podemos enumerar cinco puntos sobresalientes de lo que es el arrepentimiento:
Primero: Reconocimiento de pecado.
El rey David reconoció su pecado.
El hijo pródigo reconoció su pecado.
Segundo: Tristeza por haber pecado contra Dios.
Tercero: Confesión de pecado.
Cuarto: Abandono de pecado.
Quinto: Volver a Dios.
El verdadero arrepentimiento necesariamente incluye cada uno de estos cinco puntos enumerados; de lo contrario, será una experiencia incompleta.
Tres aspectos que envuelve el arrepentimiento: intelectual, emocional y volitivo.
1.- Intelectual.
En el arrepentimiento la persona obtiene una comprensión nueva y mejor de lo que es el pecado, y cómo se ha hecho culpable participando de él. David oró:
Cuando el Hijo Pródigo le dijo a su padre: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” dio a entender que tenía una clara comprensión de la extensión de su error.
Una de las funciones del Espíritu Santo es convencer al mundo de pecado.
Este papel convincente del Espíritu no puede ser de otra manera sino intelectual.
La persona no convertida hace lo malo y rechaza a Dios aun que diga lo contrario.
La persona inconversa, teme una confrontación directa con la verdad de Dios la cual revelará la realidad de sus malos hechos.
Según el apóstol Pablo, por medio de la palabra inspirada que es pronunciada en el culto cristiano, el incrédulo es “convencido”.
La enseñanza de este texto es muy parecida a lo que dice el autor de la carta a los Hebreos.
El apóstol Pablo dice que por medio de la ley de Dios viene el conocimiento del pecado, conocimiento que envuelve culpa personal, contaminación y total desamparo.
Por lo tanto, en el arrepentimiento entra en ejercicio la función de la mente.
2.- Emocional.
Además del aspecto intelectual está el emocional.
En el arrepentimiento no sólo hay un reconocimiento de haber hecho lo que es malo, sino también una profunda tristeza por haberlo hecho.
Un buen ejemplo de esta experiencia emocional es el Salmo 51, (leer el salmo 51). Este salmo contiene la profunda preocupación que la persona experimenta cuando reconoce que ha ofendido a Dios.
El apóstol Pablo les aclara a los corintios que el verdadero arrepentimiento es acompañado por tristeza, dolor y pesar por haber pecado ofendiendo a Dios.
Frecuentemente en las Escrituras se presenta el aspecto emocional del arrepentimiento, por ejemplo: después que el profeta Natán acusó a David de su adulterio con Betsabé, David exclamó:
En la parábola del fariseo y el publicano, el publicano mostró haberse arrepentido por el dolor emocional que experimentó al saber que había ofendido a Dios:
En el caso del hijo pródigo, su arrepentimiento probó incluir el elemento emocional cuando se consideró indigno de ser llamado hijo de su padre.
El pesar de haber pecado contra Dios debe ser distinguido del temor al castigo.
Puede haber temor por las consecuencias desagradables del pecado sin que haya un verdadero arrepentimiento.
De la misma manera, puede haber remordimiento sin una conversión positiva, como el caso de Judas.
Por lo tanto, la tristeza que se experimenta en el arrepentimiento no es por temor a ser castigado, sino porque es la honesta convicción de haber ofendido a un Dios amoroso: la persona se siente emocionalmente mal y comprende que Dios es digno de una obediencia incondicional.
3.- Volitivo. (Dic. actos y fenómenos de la voluntad).
El aspecto volitivo del arrepentimiento significa una honesta disposición de rendir la voluntad a Dios, un deseo de cambiar, de ser diferente.
Cuando la persona alcanza este punto, se puede decir verdaderamente que ha obtenido una experiencia de conversión plena, ya que no es suficiente reconocer el pecado y sentirse apenado y afligido por él: también se debe alcanzar el punto en que sinceramente se desea un cambio radical y que se logre este cambio.
Por lo tanto, la cúspide del arrepentimiento es cuando la persona rompe fundamentalmente con el pecado y rinde su vida totalmente a Dios.
El aspecto volitivo del arrepentimiento se encuentra en pasajes como:
Esto nos recuerda que el arrepentimiento es separación del pecado para vivir voluntariamente para Dios.
Hay un elemento muy importante en el arrepentimiento que no debe ser omitido y es que toma lugar en base a la Palabra de Dios. Esto es, el Espíritu Santo, utilizando la Palabra de Dios que se predica produce el arrepentimiento.
En el caso de Lidia, mientras ella “estaba oyendo lo que Pablo predicaba, el Señor le abrió el corazón”.
Si ella no hubiera estado interesada en la proclamación del evangelio, el Espíritu Santo no hubiera hecho la obra que hizo.
El apóstol Pablo escribió:
Jesús les dijo a sus discípulos:
En la carta a los Romanos, el apóstol Pablo dice:
Es imposible que alguien se arrepienta si no se le ha explicado el evangelio.
Pablo dice que:
La predicación del evangelio es la que produce la fe y ésta el arrepentimiento necesario para ser salvo.
El arrepentimiento es un convencimiento intelectual producido por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, que afecta nuestras emociones y nos mueve a dejar el mal para servir a Dios.
Sin este arrepentimiento no puede haber perdón de pecados.